14 de septiembre de 2009

Hacé una lista de todo lo que no te gusta de vos y luego tirala, sos el que sos y después de todo no es tan malo como te imaginás un domingo de cruda.
Tirá el equipaje de sobra, el viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia adelante y además jode la espalda.

No sigas modas, en 10 años te vas a morir de verguenza por haberte puesto eso. De todas maneras, besá a tantos como puedas, dejá que te rompan el corazón,
enamorate, date en la cabeza y volvé a levantarte. Quizás hay un amor verdadero, quizás no. Pero mientras lo encuentres, nadie te quitará lo bailado.
Come frutas y verdudas, anda acostumbrandote a que no vas a poder tragar uvas toda la vida. Equivocate, cambiá, intentá, fallá, reinventate, mandá todo al carajo y empezá de nuevo cada vez que sea necesario.
De verdad, no pasa nada, sobre todo si no hacés nada. Prueba otros sabores de helado, otras cervezas,
otras pastas de dientes, arrancá el coche un día y no pares hasta que se acabe la gasolina, empieza un grupo de rock, ¿por qué no? Tomá clases de baile, aprendé
italiano, inventate otro nombre, usa una bicicleta, perdoná, olvidá, dejá ir, decidí quien es imprescindible, mientras más grande eres, más dificil es hacer amigos de verdad
y más necesitás alguien que sepa quién eres sin que tengas que explicárselo. Esos son los amigos, cuidalos, mantenelos cerca. Aprendé que no vas a aprender nada, porque no hay examen final en esta escuela, ni calificaciones, ni graduación, ni reunión de exalumnos. Bienvenido al resto de tu vida.

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