28 de noviembre de 2009



Rompiendo mi promesa de no volverte a verte ni en pintura, me he sentado a tu mesa, Virgen de la Amargura a jugarme a los dados nuestra suerte, a absolverte de todos mis pecados.

Me acuso de morirme sin tu boca, confieso que desde que te has marchado solo bailo en las fiestas donde tocan la música del vals de los ahorcados.
Te vas y no te vas y cuando vienes rezo para que los trenes se equivoquen de estación.

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